¡Luces, comida y acción!

Yessica Díaz

Luces: atraen a los mosquitos y a la gente. Alumbran las fiestas. Decoran en navidad.

Comida: lavarse las manos antes de. Evitar la gula. Siempre sana. No fiarse de un menú bien ilustrado.

Acción: acto y efecto de hacer algo. Algunos artistas lo llaman obra.

Todo surgió así: «Cuando era niña, mi papá nos llevaba a una cantina familiar del DF a comer y adentro había un señor que se paseaba por la cantina gritando ¡se rifa un pollo!,  ¡quién quiere un pollo!, ¡llévese su pollo!; mientras que nosotros comíamos filete de pescado… Mme preguntaba ¿quién rifa un pollo en una cantina donde se come  sólo pescado?, mientras que la imagen de un pollo delicioso recién horneado venía a mi mente., Nnunca vi el dichoso pollo ni supe de un ganador, mi papá decía que sólo era para sacar dinero…»

La interpretación que hacemos acerca de lo que se enuncia, es siempre lejana de su origen., Aa cada quién le remiten cosas distintas según su información;, alguien dice ¡comida! y puede que tu organismo estimule el olfato, el gusto y salives un poco o generes una imagen de tu antojo, puede que te lleve a contar una historia, crearla, o ponerte a cocinar:, las opciones son múltiples.

En la acción ¡Luces, comida y acción! había seis comidas colocadas en cajas blancas sobre una mesa, yo vestida con filipina negra, mandil y gorro de chef. Durante la noche,  gritaba ¡se rifa comida! ¡se rifa comida!  por lo que y la gente se acercaba acercó a preguntar qué tipo de comida cocinaba y si era buena cocinera, a lo que yo , respondía: de toda, me gusta cocinar.

El boleto costaba 10 pesos, vendí 20 y la hora de la rifa llegóo., Lla gente se acercóo al borde de la mesa alumbrada por unas velas, adornada con unas cajas blancas y vasos con vino, ese era el menú. Después, una mano “santa” sacóo el primer número ganador. , Una de las personas compró dos boletos y los dos resultaron ganadores, entonces invitó a una chica del público a ocupar la otra silla: la persona decidía en dónde sentarse., Uuna vez que los seis estaban en la mesa destapaban destaparon su caja y , una de las personas compró dos boletos y los dos resultaron ganadores, entonces volteo al público e invito a una chica a ocupar la otra silla. cuando las abrieron, la gente se acercó mientras que exclamaban ¡aaaaahhhh! y uno de ellos gritó: ¿qué es esto?… Tres de las  cajas  contenían la representación de una comida en pintura y dibujo y las otras tres un hojaldre relleno de champiñones con queso y jamón serrano con queso. Mientras tanto, yo decía: ¡todo es comida, lo que ustedes tienen en sus manos es la imagen de una comida o el  alimento, ¡buen provecho!

El impacto que ocasionó este proceso de comunicación me provocó angustia, pensando de algún modo que todos los participantes tenían la idea de los alimentos que iban a degustar. Ahora pienso que tal vez hizo falta hablar sobre los platillos que ofrecía el menú una vez descubiertos, algo así como: aquí la señorita esta degustando un rico caldo de camarón representado en una pintura y este otro un hojaldre de champiñones con queso, etc. Es decir, argumentar sobre las múltiples  opciones que existen cuando se enuncia la palabra comida o ¿no habría que completar nada?

Me parece que las interpretaciones o lecturas que se hace en el arte provienen cada vez más de fragmentos, de pequeños estímulos o indicios de la cosa, que trata de generar un espacio relacional y activar en el espectador su significación. Hoy los códigos de visión uno los hace, (si es que algo parecido existe), no están definidos por un cuadro o juicios de valor, no hay un acuerdo a priori y en el caso de ¡Luces, comida y acción! es el constructo, el conjunto de relaciones y desplazamientos que realizó cada quién con los elementos otorgados en el acto lo que conformó la obra.

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